País de destino:
España
Idioma
CARRITO
Transporte gratuito a partir de 200 €

Crianzas alternativas: menos corsé, más frescura

Olvida la barrica: ánforas, huevos de cemento y hasta vinos criados bajo el mar. Descubre las crianzas alternativas que están marcando tendencia y conquistando a los amantes del frescor y el trago largo.

Más allá de la barrica: cuando el vino se pone creativo

Hay un nuevo tipo de bebedor que no quiere esperar a que el vino “se ponga serio” en la copa. Quiere frescura, quiere pureza, quiere que la botella se acabe casi sin darse cuenta. Y eso está cambiando la forma en la que se crían muchos vinos.

Durante décadas, la madera —y sobre todo el roble— ha sido la reina indiscutible de la crianza. Aromas tostados, vainilla, especias… y, a veces, un peso en boca que pedía calma y sobremesa larga. Pero hoy, cada vez más bodegas están buscando caminos alternativos para que el vino evolucione sin perder agilidad.

¿Moda pasajera o cambio de paradigma?

Algunos dicen que es una tendencia que se desinflará. Otros, que es el futuro para quienes quieren beber más y mejor, sin renunciar a la complejidad. Lo cierto es que cada vez más productores están diseñando sus vinos pensando en este perfil: menos maquillaje, más verdad.

Ánforas y tinajas: lo viejo es lo nuevo

Las ánforas parecen sacadas de un museo romano, pero están más de moda que nunca. El barro deja respirar al vino sin añadirle vainilla ni tostados, y el resultado son vinos puros, con nervio y muy de verdad. Es como escuchar un vinilo: imperfecto, pero con alma.

Huevos de cemento: no son decoración hipster

Esos depósitos ovalados que parecen esculturas modernas no están de adorno. Su forma hace que el vino esté en movimiento constante y sin necesidad de remover lo que le da volumen y frescura sin necesidad de madera. Resultado: vinos tensos, sabrosos, de los que bebes sin darte cuenta.

Depósitos de cemento y hormigón: frescura con carácter

Aquí el vino encuentra un equilibrio perfecto: el cemento mantiene la temperatura estable y permite una microoxigenación suave, sin añadir aromas extraños ni disfrazar la fruta. ¿El resultado? Vinos puros, minerales y con nervio, que muestran la uva tal cual es, pero con un punto de complejidad. Una opción que está conquistando tanto a enólogos clásicos como a jóvenes inconformistas.

Depósitos de acero inoxidable: el minimalismo del vino

El acero es como ese amigo que no mete ruido pero siempre está ahí. No aporta aromas, no cambia el sabor, solo preserva la pureza y la frescura de la uva. Aquí lo que manda es la fruta en su estado más limpio y directo. Ideal para blancos, rosados y espumosos que buscan ser bebidos sin pensar demasiado. Copa tras copa, sin culpa.

Crianza submarina: vinos a la aventura

Sí, suena a marketing de película, pero no: hay bodegas que sumergen sus botellas en jaulas bajo el mar. La presión, la temperatura estable y la falta de luz crean unas condiciones únicas para la crianza. El resultado: vinos con un punto misterioso, distintos, casi como si hubieran pasado por un “spa marino”. Perfectos para sorprender en la mesa y tener tema de conversación asegurado.