Lusco

Desde que fundó Lusco en 1996, José Antonio López Domínguez se esfuerza año tras año por conseguir unos albariños con personalidad y carácter. Para ello, cuenta con dos pazos privilegiados que le abastecen de una excelente materia prima para lograr su objetivo. Unos suelos pobres que controlan y reducen la producción de forma natural y que están situados en zonas con condiciones climatológicas idóneas para el desarrollo del varietal, posibilitan que en cada cosecha el vino transmita la expresión de su terruño.
Tras la vendimia, la uva es trasladada rápidamente a la bodega y se prensa entera. La fermentación se lleva a cabo en depósitos de acero inoxidable a una temperatura controlada de 16º C, sin realizar la fermentación maloláctica. Después de un reposo de unos 7 meses en depósitos, el vino se embotella en primavera.
El resultado es un albariño que nos muestra su lado más mineral, ofreciendo gran volumen en boca y bellas notas de fruta tropical. Además, su excepcional calidad nos permite asegurar que se desarrollará en perfectas condiciones en su segundo y tercer año de vida en la botella, como ya han demostrado las añadas anteriores.