Ferral

Castellet es una joven bodega familiar ubicada en el afamado pueblo de Porrera. Sus primeras botellas vieron la luz a finales de 2007 y desde entonces no han dejado de cautivar consumidores con cada nueva añada. Siendo un tinto de claro estilo prioratino, el Ferral seduce por aquel toque de frescor que tan bien sienta a los vinos del Priorat, aquel fino aroma a piel de mandarina al que algunos se refieren como feminidad y que puede recordarnos a grandes vinos de la comarca como el Dido o el Serras del Priorat.

El nombre de Ferral deriva de la llicorella férrica, un tipo de pizarra característico de algunas zonas de Porrera, que tiene tonalidades rojizas debido al hierro (ferro, en catalán). Con las uvas de viñas plantadas sobre algunas de estas terrazas de pizarra entre los años 90 y principios del 2000 se elabora el Ferral, un tinto que pese a su graduación y crianza no resulta en absoluto agresivo ni amaderado. El Ferral es jugoso, fresco, goloso y desenfadado, pero también intenso y personal. En su nariz se combinan el musgo, la fruta negra y la piel de naranja con el regaliz y los recuerdos bordeleses, dibujando un equilibrio aromático perfecto que tiene continuidad en boca. Su tacto es envolvente y su paso fluido gracias a una acidez perfecta de fruta silvestre. Los nobles tonos amargos de la madera refuerzan las reminiscencias bordelesas del cupaje perfilando un vino honesto, versátil y de largo final que mira al futuro con la seguridad de aquel que se sabe bien preparado.