Selección Club Vinissimus Julio 2021

Galicia, mucho más que albariño

Cuando uno piensa en vino gallego, imagina una copa de buen albariño de la DO Rías Baixas servida bien fresca en algún pueblo costero. Nada de malo tiene tan idílica imagen, pero no representa la actual pluralidad del vino gallego.

Para empezar, no todo el vino que se elabora en Rías Baixas es blanco, pues existen cada vez más vinos tintos elaborados con variedades tradicionales que sorprenden a todo el que los prueba. Tampoco todo el vino blanco de la DO es albariño, pese a ser esta su uva insignia. En muchos casos la gran uva blanca se combina con otras variedades locales, pero, excepcionalmente, alguna de ellas se vinifica por separado dando lugar a vinos monovarietales con una personalidad propia, única, tal es el caso del Altos de Torona Caiño.

Tampoco todo el vino gallego procede de zonas costeras. Si nos desplazamos hacia el este, buscando el interior gallego y dejando a nuestro paso la DO Ribeiro, otra zona histórica de vinos blancos, nos encontraremos en primer lugar con la DO Ribeira Sacra y, unos kilómetros más adelante, con la DO Valdeorras. Ambas denominaciones elaboran tanto vinos blancos como tintos y comparten una devoción por la uva tinta mencía. En Ribeira Sacra, la mencía reina por encima de cualquier otra uva de manera destacada, mientras que en la DO Valdeorras se reparte el protagonismo con la blanca godello, entre otras. En ambas denominaciones, el clima atlántico se desdibuja dejando parte de su influencia a los contrastes del clima continental. Dicha particularidad resulta más pronunciada cuanto más hacia al interior nos desplazamos y se deja sentir de manera notable en los vinos. Los tintos gallegos de mencía son vinos equilibrados, frescos y jugosos, con mayor acidez en Ribeira Sacra y una corpulencia más destacada en Valdeorras. Son, en definitiva, vinos que cautivan por su harmonía y que pueden tomarse en cualquier momento del año, incluso en verano.