Si buscan un vino para la conversación, para la reflexión, para acompañar una cena de verano... escojan Ziries. Es diferente, original, un tinto fresco, complejo, suave... Les sorprenderá al principio pero al final sonreirán y se dirán: me ha convencido. Si pueden compartirlo en una mesa con amigos, aún mejor; verán que es motivo de opiniones diversas; promete.
Ziries es un vino fabuloso. Su etiqueta y su botella borgoñona, y más aún, si leemos que está elaborado con uva garnacha, nos anuncian un vino delicado, sin gran concentración. Además, se elabora a partir de uvas de viñedos de garnacha de edades comprendidas entre los 40 y los 55 años, cultivadas ecológicamente sobre suelos arenosos; esperamos de él un vino bien elaborado. Lo es.
Sólo de verterlo en la copa, su color rosáceo, con poca capa, nos confirma su finura. Sus aromas son refinados y muy frescos, zumo de cerezas, con notas de bosques de pino, especiadas... (si conocen los vinos de la zona de Châteauneuf-du-Pape, en el Ródano, se los recordará). Es un vino franco y agradable, y no requiere decantación. Su intensidad aromática es mediana, pero su perfume es de lo más elegante; con aireación y tiempo en copa evoluciona a aromas de garnachas más cálidas, garnachas del Montsant, se vuelve más mediterráneo. Pregunten a sus compañeros de cata a qué vinos les recuerda; la conversación será aún más interesante, ya lo verán... Es una nariz dulce, cálida, suave, en la que se aprecian también notas balsámicas y frescas.
En boca no es tan complejo como en nariz pero muestra una evolución similar, de frescor a madurez y más volumen. Es especiado, como los vinos del Ródano, mineral y con la jugosidad de esa fruta intensa (cerezas); sus taninos son aterciopelados y su estructura, perfectamente equilibrada. Bastante persistente además. En definitiva, un vino para abrir, conversar y disfrutar.
NOTA: Este vino no es filtrado ni clarificado, por lo que puede presentar sedimentos naturales.