El tinto de Cap Negre es un vino amable, naturalmente auténtico (elaborado con los mínimos tratamientos y un gran respeto por el viñedo y el entorno) y buen reflejo del terruño y de las uvas que le dan vida: uvas de cariñena (50%), garnacha (35%) y syrah (15%), plantadas en suelos granítico-calcáreos en una zona sumamente tranquila, aunque periódicamente sacudida por la tramontana. Amable, e intenso.
En copa viste un bonito color picota con un ribete morado, limpio y glicérico, y las primeras impresiones son de un perfume suave y una textura aterciopelada.
Presenta en nariz aromas de fruta madura pero todavía fresca (tersa), de fresas y moras, notas mentoladas, unas sutiles notas lácteas y finas especias (regaliz suave) que ensalzan su frescor. Es un vino de nariz refinada, sin faltarle intensidad, un conjunto agradable y equilibrado.
Con aireación en copa aumenta su volumen y aparecen notas terrosas, minerales y también de corteza de naranja; desprende calidez y esperamos un vino con cuerpo y graso en boca. Así es: una fruta jugosa nos llena la boca, es un vino amplio, y ofrece buena intensidad, equilibrio y unos taninos aterciopelados con una ligera astringencia en el final. Este vino conservará su viveza durante algún tiempo pero no podemos negar que se encuentra en un momento esplendoroso, frutal y redondo.
Al saborearlo, disfrutamos de su frutosidad y de su finura, y se defiende bien en el final, buena persistencia, manteniendo siempre ese lado frutal desde principio a fin, cerrando por vía retronasal unas notas de hierbas provenzales y unos ligeros ahumados.
Si hay vinos para los momentos de sosiego, de relajación escuchando música o para acompañar una lectura, éste sería uno de ellos. La última gota en copa es de fruta auténtica y nos deja un buen sabor en boca.