Léon Beyer Mirabelle

Las ciruelas y las frutas de hueso se seleccionan cuidadosamente y, una vez colocadas en tanques de vidrio, se comprimen hasta formar una pasta dulce que inicia su fermentación natural a los dos días gracias a las levaduras presentes. La mayor parte del azúcar se transforma en alcohol en menos de diez días, y la fermentación se ralentiza hasta detenerse tras seis semanas, bajo la supervisión del destilador. La destilación se realiza en una sola operación en alambiques de cobre sobre caldera doble, separando el destilado en cabezas, corazón y colas, conservándose únicamente el corazón con 50–60% de alcohol. Finalmente, el eau-de-vie envejece en damajuanas cerradas con tela, almacenados bajo los techos de los áticos, siguiendo una tradición muy antigua.