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CARRITO
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Supertoscanos

Los vinos tintos que han situado la Toscana en el mundo. Y con ella, toda Italia. La unión perfecta entre el estilo francés, la austeridad italiana y la calidez mediterránea.

Si hay una región en Italia que ha sabido renovarse y convertirse en punto de inflexión entre la producción tradicional de vino y la innovación, ésta es sin duda la Toscana. Esta región cuenta con un pasado vitivinícola que se remonta a siglos atrás y tiene en la variedad sangiovese su reina absoluta. Aquí, esta uva se ha adaptado perfectamente a las experimentaciones más pioneras y con ella se han llevado a cabo algunos coupages inéditos con variedades internacionales. Pero estas últimas también protagonizan en solitario algunos excelentes vinos toscanos de fama mundial.

¿Qué es un supertoscano?

¡Buena pregunta! La verdad es que este tipo de vinos no se rige por ninguna regulación, no se corresponde tampoco con ninguna denominación geográfica específica, ni con ninguna técnica de producción determinada. Se trata, a todos los efectos, de una tipología de vinos nacida y regulada por la experiencia de los mejores viticultores y enólogos toscanos.

No obstante, sí que siguen un patrón generalizado. Los supertoscanos son vinos tintos que se dejan envejecer durante al menos un año en pequeñas barricas, a menudo parcialmente nuevas, de acuerdo con la costumbre de Burdeos. Se elaboran con uvas autóctonas (por ejemplo, sangiovese criado en barricas), uvas internacionales (sobre todo de origen bordelés) o con una mezcla de ambas.

Una corta pero exitosa historia

Dado que al principio este tipo de vinos no encajaban en los requisitos exigidos por los consejos reguladores de las históricas denominaciones de la Toscana, todavía hoy es habitual encontrar estos vinos embotellados sin estar acogidos a ninguna DOC o DOCG concreta, quedando en la categoría de vinos de mesa o, a lo más, bajo la denominación genérica de la región, algo que parece contradictorio teniendo en cuenta que muchos de ellos son los vinos de mayor calidad de la bodega, la máxima expresión de un viñedo o parcela determinados.

Los supertoscanos, de hecho, que nacen gracias a experimentos, como fueron el Sassicaia en Bolgheri en 1968 (85% cabernet sauvignon y 15% cabernet franc) o el Tignanello en Chianti Classico en 1971 (mayoritariamente sangiovese criado en barrica), hoy son para muchas bodegas vinos de culto, cuyo nombre solo genera un tal impacto internacional que hace innecesaria una denominación que lo identifique con su lugar de origen.

Las zonas de los supertoscanos

El simple hecho de no tener que rendir cuentas ante una reglamentación ha favorecido la libertad creativa de los productores, quienes gradualmente han ido elaborando vinos de este tipo por todos los rincones de la Toscana, desde la Maremma a Chianti, en las colinas florentinas hasta los valles mineros del sur.

El éxito alcanzado de un modo relativamente rápido por unos vinos con una historia tan reciente —son memorables los 100 puntos que Parker otorgó al Sassicaia de 1985— ha hecho que sus seguidores se multipliquen. Algunas zonas, como Bolgheri y las áreas alrededor de Bibbona y Suvereto, se han convertido en la segunda patria de las variedades bordelesas, las cuales se expresan aquí con estructura y complejidad mediterráneas y con unas notas minerales de gran elegancia. Se han convertido en vinos de colección.

En otras zonas, como Chianti, los supertoscanos interpretan con extraordinario rigor los suelos típicos de la sangiovese, haciéndose un lugar entre la roca alberese y el galestro. En algún otro rincón, los supertoscanos han experimentado también con éxito el potencial de otras variedades francesas no bordelesas, como es el caso de la syrah en Cortona, al lado de Montepulciano.

Los vinos legendarios, aquellos que llevan recogiendo premios internacionales durante décadas, compiten aquí con sus hermanos de más allá de los Alpes. Pero también son vinos para todos, y de una relación calidad-precio cada día más notable, que consiguen combinar hábilmente la austeridad de las grandes variedades, con sus taninos firmes y sus recuerdos vegetales, con una gran suavidad y de un modo tan persuasivo que se sorprenderán llenando la copa una y otra vez.