La Zorra Original

La Zorra Original combina la omnipresente tempranillo con la original y autóctona rufete. Dicha uva, habitual en la Sierra de Salamanca, es capaz de transportar a través de su frescor silvestre la intensidad mineral de cualquier suelo hasta la copa. La rufete está perfectamente adaptada a este entorno y suele plantarse rodeada de la vegetación autóctona de cuyo carácter se impregna. Su hollejo es fino y su racimo pequeño y apretado, contrastando con su marcada personalidad y su aire irreverente. Es una variedad que produce poco y se ve afectada por el calor y los hongos, pero, a cambio, es capaz de transportarnos al bosque con solo un sorbo, tal y como demuestra cada gota de La Zorra Original.

Tras su brillante color rojo picota emanan los recuerdos herbáceos y nítidos de la hoja de la zarzamora, de frambuesas y fresas silvestres, más algún apunte especiado. En boca es un vino de gran equilibrio, con una notable acidez y una carga considerable de taninos dulces. Es un vino delicado y salvaje por igual, con ligera aportación de un roble que obsequia tostados y elegantes recuerdos de especias dulces. Se sabe sabroso y expresivo, especial y diferente; sabe que en su transparencia está la pureza de la uva de viña vieja y de los suelos de pizarras, arcillas y granitos. La levadura autóctona y la baja temperatura de fermentación extrajeron sólo lo mejor de cada grano de uva; su posterior crianza en barricas de roble francés y americano de tostados medios y ligeros se encargó de domar el aire salvaje de la fruta, pero respetando su esencia. Así, en cada botella de La Zorra Original bebemos bosque y respiramos aire puro, recordando los tiempos en los que la vid vivía en estado salvaje y se asía al tronco de los árboles buscando la luz para prolongar su crecimiento. Algo de aquella uva salvaje que el hombre aprendió a domesticar se esconde en cada botella de este vino.