País de destino:
España
Idioma
CARRITO
Transporte gratuito a partir de 200 €

Vino de Alsacia

Alsacia es una de las regiones vitivinícolas más pintorescas de toda Francia. Sus coloreados tejados, sus nidos de cigüeñas y las jardineras llenas de flores que cuelgan de muchos de sus balcones, son imágenes de postal que cualquiera habrá visto en más de una ocasión. Pero Alsacia es también el hogar de multitud de reconocidos restaurantes y de algunos de los mejores vinos blancos de Francia y, por ende, del mundo; un verdadero paraíso gastronómico.

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Alsacia

Alsacia es una de las regiones vitivinícolas más pintorescas de toda Francia. Sus coloreados tejados, sus nidos de cigüeñas y las jardineras llenas de flores que cuelgan de muchos de sus balcones, son imágenes de postal que cualquiera habrá visto en más de una ocasión. Pero Alsacia es también el hogar de multitud de reconocidos restaurantes y de algunos de los mejores vinos blancos de Francia y, por ende, del mundo; un verdadero paraíso gastronómico.

Los viñedos se dividen habitualmente en dos subzonas: el Bajo-Rin y el Alto-Rin. Esta última queda más protegida por la cordillera de los Vosgos y pese a su latitud, registra escasas precipitaciones (únicamente en el Languedoc llueve menos). La menor pluviometría del Alto-Rin, la zona que transcurre entre Thann y Sélestat, deriva en uvas más concentradas que ofrecen algunos de los vinos más intensos de toda la región.

Existen 51 viñedos de características muy particulares cuyos vinos pueden denominarse Grand Cru, aunque algunos grandes productores como Hugel o Trimbach han optado por no acogerse a tal denominación. La mayoría de vinos son blancos monovarietales que lucen el nombre de la uva en la etiqueta, frecuentemente secos, pero también, en ocasiones, dulces o semi-dulces. Los vinos de vendimias tardías o los SGN (selección de granos nobles) se cuentan entre los mejores vinos dulces del mundo.

La uva más habitual es la riesling, pero otras tres la acompañan en la cima de la calidad: gewürztraminer, pinot gris y muscat d’alsace; de hecho, la clasificación Grand Cru y los dulces de vendimia tardía deben estar forzosamente elaborados con una de estas cuatro uvas. Con la riesling se obtienen vinos afrutados, más corpóreos que los alemanes y menos ácidos, que con el tiempo adquieren una profundidad envidiable. La gewürztraminer adorna los vinos con sus aromas de lichis y rosas, el pinot gris con los recuerdos a humo y tierra y el muscat con la cara más primaria de la uva. Se elaboran también otros vinos blancos con uvas menos expresivas como el pinot blanc y la sylvaner e, incluso, sorprendentes tintos de pinot noir, de cuerpo rasgado y aromas a cereza. Por si todo esto no fuera suficiente, Alsacia produce también deliciosos espumosos de fantástica relación precio-placer bajo el nombre de Crémant d’Alsace. La mayoría de vinificaciones son muy tradicionales y los envejecimientos suceden en grandes fudres de madera vieja, por lo que el varietal y el terruño relucen en cada botella de vino alsaciano.

Alsacia combina lo mejor de la tradición germana con el savoir-faire francés. Su posición estratégica hizo de ella un enclave estratégico en multitud de conflictos históricos y sus tierras cambiaron de manos en más de una ocasión, pero en la actualidad, Alsacia es una zona de fuerte carácter regionalista, orgullosa de su dialecto y, por supuesto, de sus vinos. Zind Humbrecht, Marcel Deiss, Weinbach o Josmeyer son algunos de sus elaboradores de mayor prestigio.