La familia Droin cuenta con 26 hectáreas de viñedos, que incluyen cinco Grands Crus y siete Premiers Crus. Sin embargo, más allá de las denominaciones, cada vino refleja la destreza y sensibilidad de Benoît Droin. La bodega combina cuidadosamente tradición e innovación, incorporando técnicas modernas sin perder la esencia histórica del domaine. La gestión del viñedo se basa en un profundo respeto por el suelo: se ajusta la poda, se controlan los rendimientos y se busca siempre resaltar la expresión natural del terruño en cada cosecha.
El terroir de Chablis aporta a los vinos Droin una riqueza de matices minerales que se perciben con claridad en cada botella. Cada creación es un reflejo fiel de su suelo, con identidad propia y sin artificios. La bodega se esfuerza por destacar las particularidades de sus dieciséis climats, logrando vinos de cuerpo generoso, estructura precisa y marcada mineralidad. La búsqueda constante del equilibrio entre potencia y finura, junto con la expresión más auténtica de cada parcela, evidencia la dedicación, el rigor y la pasión que caracterizan su trabajo.