Para estos viticultores, el respeto por la naturaleza es una prioridad absoluta. Son conscientes de que no existe un “planeta B”, por lo que trabajan diariamente para proteger el viñedo y obtener uvas de la mejor calidad. Actualmente, gran parte de sus viñedos cuenta con la certificación HVE 3 (Alto Valor Ambiental) y también cultivan 19 hectáreas bajo certificación ecológica.
Cada septiembre, los viticultores entregan su vendimia en la bodega, donde se combinan tradición y tecnología. Allí, Sébastien Robin, maestro de bodega con amplia experiencia, se encarga de las vinificaciones, con el objetivo de resaltar la identidad de cada terroir y cada cru. El proceso de prensado se realiza con suavidad, ya que el Gamay es una variedad delicada de pulpa blanca, y el color se obtiene a través del contacto entre pieles y mosto durante la fermentación, la cual se lleva a cabo principalmente en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada, conservando la frescura del vino.
La crianza es una etapa clave, donde el vino se transforma lentamente, ya sea en depósitos de acero o en barricas de roble, permitiendo una microoxigenación controlada. Sébastien Robin supervisa la evolución de cada vino mediante catas frecuentes, decidiendo el momento ideal para su embotellado.
