Más que un gran vino blanco, Mar de Frades es un excelente ejemplo de toda la expresividad de la que presume la uva albariño. Un vino singular y de recuerdos marinos que seduce con su elegante frescura, su especial carácter y su inconfundible botella azul. En el viñedo, ubicado en la ladera de un monte en pleno corazón del Valle del Salnés, frente a la Ría de Arousa, únicamente los racimos perfectamente maduros y sanos son recolectados y llevados en pequeñas cajas a la bodega. Allí, una estricta mesa de selección elimina alrededor de un 13% de la uva para que únicamente la mejor participe de la vinificación del Mar de Frades. La fruta pasa entonces a los maceradores, donde permanece con sus hollejos durante 40 horas en un ambiente perfectamente saturado de anhídrido carbónico y, por lo tanto, protegido frente a los riesgos de oxidación y proliferación bacteriana. De este proceso se obtienen mostos limpios y fuertemente florales, que fermentarán con sus propias levaduras para desvelar los aromas atlánticos y varietales. Finalizado este proceso fermentativo, el vino permanecerá durante 5 meses sobre sus lías para redondearse y ganar amplitud. La botella de Mar de Frades incorpora una etiqueta termocrómica que revela un pequeño barco cuando el vino está a la temperatura de servicio idónea. En su interior encontramos un vino de perfil cristalino, de color alimonado y reflejos de cáscara de manzana verde. Su radiante aspecto invita a apreciar las notas florales en la nariz, jazmín y violetas, que se entremezclan con hinojo, mango y albaricoque, y acompañan la intensidad de sus notas salinas. En el paladar, se muestra atrevido y contundente, con una buena carga de fruta madura y un frescor que persiste hasta un final sofisticado y de marcado carácter atlántico. Pruébenlo y entenderán el porqué de su popularidad y su merecido lugar entre los grandes vinos blancos de España. |