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España
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Vino de Montsant

La DO Montsant es una tierra en la que el paisaje y el vino han ido de la mano a lo largo de los siglos, forjando una historia que, con fuerza y entusiasmo renovado, camina hacia el futuro.

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Montsant

La DO Montsant es una tierra en la que el paisaje y el vino han ido de la mano a lo largo de los siglos, forjando una historia que, con fuerza y entusiasmo renovado, camina hacia el futuro.

La relación de este territorio con la viña y el vino se remonta al Imperio Romano, pero no fue hasta la Edad Media y, más concretamente con la conquista y la repoblación de la zona por parte de los cristianos, cuando se produjo la primera expansión de la viña a los pueblos y territorios que actualmente forman parte de la DO Montsant. Fue entonces, de la mano de los monjes cartujos de Scala Dei, cuando el cultivo se convirtió en algo indisociable de esta tierra. Ellos aportaron nuevas técnicas de cultivo que potenciaron el crecimiento de las viñas por toda la zona. De hecho, la implantación de la Cartuja (1194) fue tan importante que incluso dio nombre a toda una comarca geográfica: Priorat (tierras del prior, cargo superior de un monasterio), en la que hoy se encuentran la DOQ Priorat y la DO Montsant.

El comercio con los países extranjeros a través de Reus contribuyó al éxito internacional del vino de esta región cuyo punto álgido llegó durante el siglo XIX. Por aquel entonces, los vinos de Montsant se exportaban a Francia y eran premiados en las grandes Exposiciones Universales. A finales del XIX, la plaga de la filoxera desencadenó una larga crisis en el sector que acabó propiciando la aparición de las primeras cooperativas a principios del siglo XX. Esto contribuyó de manera determinante a mantener el cultivo en la zona y a evitar la despoblación.

Situación geográfica

La DO Montsant se encuentra al sur de Catalunya, mayoritariamente en la comarca del Priorat, con algunos municipios en la Ribera de Ebro. Sus tierras rodean las de la DOQ Priorat, con una obertura al este, en dirección al mar.

Entre las primeras Denominaciones de Origen vinícolas españolas, que fueron reconocidas en el año 1932, figuraba la DO Tarragona. Dentro de sus límites se diferenciaba la «subzona Falset», que ocupaba el actual territorio de la DO Montsant y que en el año 2001 se convirtió en denominación independiente. Arrancó con 28 bodegas inscritas, y hoy cuenta ya con 59, repartidas entre 16 municipios (1.863,80 ha).

Viñedos (suelo y clima)

La orografía de la DO Montsant es variada, accidentada y abrupta en general, aunque se vuelve suave en algunas zonas, especialmente hacia el sur. Las viñas se encuentran entre los 50 y los 700 metros sobre el nivel del mar. El territorio que se enmarca dentro de la DO Montsant está delimitado por un semicírculo de montañas que le confieren una forma singular. Entre ellas cabe destacar la sierra de Montsant, al norte, que da nombre a la DO. Hacia el sur es donde el territorio se vuelve más abierto de cara al río Ebro. Allí se encaminan los ríos Siurana y Montsant que, junto con la riera de Capçanes, configuran las aguas que riegan el territorio.

En la zona geográfica que ocupa la DO Montsant encontramos representadas todas las eras geológicas, desde el Paleozoico hasta el Cuaternario. Así pues, podemos encontrar desde rocas ígneas (granitos de la zona de Falset-Marçà) hasta rocas metamórficas representadas por la pizarra, pasando por rocas sedimentarias, como pueden ser los conglomerados de la Sierra de Montsant o las diferentes sierras calcáreas que rodean todo el territorio.

La climatología de la DO Montsant viene marcada fundamentalmente por el perfil accidentado de las montañas, las influencias del río Ebro y los vientos del mar. Es por eso que, pese a ser un clima mediterráneo, está marcado por una cierta continentalidad. Por otra parte, dada la orografía de la zona, se pueden encontrar infinidad de microclimas que hacen que cada parcela vitícola tenga características especiales. En general, los inviernos son fríos y los veranos secos y calurosos, con temperaturas medias mínimas de 9ºC y medias máximas de 21ºC. Por lo que respecta a las precipitaciones, se producen especialmente en la primavera y el otoño, situándose entre los 400-700 litros/m2.

En verano, los vientos húmedos que llegan del mar, empiezan a soplar por la tarde. Esta aportación de humedad ayuda a las viñas durante la seca temporada de maduración. El efecto de las montañas, que protegen la zona de la influencia marítima, se traduce en un contraste muy acusado entre las temperaturas diurnas y nocturnas en el momento de la maduración de la uva, factor que ayuda a elevar el nivel de polifenoles para producir vinos más consistentes. Así, los vinos blancos, rosados y tintos jóvenes resultan afrutados y frescos, y los vinos tintos de crianza ganan en complejidad aromática.

Uvas

De entre las variedades de uva autorizadas por la DO Montsant, destacan 4 que pueden ser consideradas históricas y predominantes. En el caso de las tintas se trata de la garnacha tinta y la cariñena, y en el de las blancas de la garnacha blanca y el macabeo. Además de estas variedades tradicionales, en la DO Montsant podemos encontrar vinos elaborados con chardonnay, moscatel, xarel·lo, parellada, cabernet sauvignon, garnacha peluda, merlot, monastrell, picapoll tinta, syrah y tempranillo.

La garnacha tinta (36%) es una variedad bien adaptada al calor y la sequía. De perfil aromático muy sensual, produce vinos de gran complejidad y bien estructurados, con perfumes maduros de fresas y cítricos, balsámicos y especiados. La cariñena (30%) es una variedad relativamente productiva que precisa de insolación para madurar adecuadamente. Sus vinos presentan una pigmentación acentuada y son aromáticamente muy intensos y de grado moderado, al tiempo que disfrutan de una excelente acidez. En boca se muestran ligeramente astringentes y muy elegantes.

La garnacha blanca (56%) es una variedad bien adaptada a climatologías cálidas, de fruto muy jugoso y aromático, de la cual se extraen vinos blancos con personalidad y gran capacidad gustativa. Los vinos de garnacha blanca gozan de buena acidez y equilibrio, ya sean jóvenes o envejecidos en barrica. Los aromas de miel y sotobosque y la sedosidad en boca son propios de la garnacha blanca. El macabeo (38%), por su parte, es una variedad de uvas grandes, de piel fina de color amarillo dorado. De buena maduración y concentración de azúcares, produce vinos secos, frescos y equilibrados. Son propios del macabeo los aromas afrutados de manzana y frutas blancas, especialmente en su juventud. En muchos casos, se utilizan para hacer coupages con garnacha blanca.

Vinos

La DO Montsant produce prácticamente cualquier tipo de vino, desde tintos y blancos, hasta rosados, sin olvidar los vinos generosos.

Los tintos han sido tradicionalmente los vinos más comunes en la DO Montsant. Más del 90% de la producción de uva corresponde a variedades tintas. Garnacha y cariñena dan vinos con cuerpo, muy aptos para la crianza. La garnacha tinta tiene un perfil aromático muy sensual, mientras que la cariñena es aromáticamente muy intensa. En general, los tintos de la DO Montsant están cargados de fruta, tienen un tacto carnoso y taninos muy redondos, resultando menos contundentes que los de la vecina DOQ Priorat.

Los blancos se elaboran casi exclusivamente con garnacha banca, con más cuerpo y estructura, y macabeo, que da vinos más finos. Ambas se distinguen por la sedosidad, la estructura y los aromas elegantes, seductores y sutiles que transfieren a los vinos. Aquellos fermentados y/o criados en barrica son más densos y complejos y, con el tiempo, se tornan cremosos, especiados y amplios.

Los vinos rosados han ido ganando presencia con los años. Son intensos en nariz y sedosos y voluminosos en boca, y destacan por sus aromas afrutados.

Los generosos son vinos de larga tradición en este territorio. Antiguamente, cuando las bodegas eran familiares, era habitual tener una barrica de vino rancio y otra de vino dulce. Actualmente, dulces, rancios y mistelas están recuperando su prestigio.