Selección Club Vinissimus Octubre 2021

Pequeños grandes vinos

Toda gran bodega posee un catálogo de vinos en el que se combinan las joyas más preciadas con una gama de vinos iniciales que suele ser la que realmente garantiza el sustento de la firma. A menudo, son los vinos de entrada o de gama media los que llevan al consumidor a conocer otros productos de una bodega, a adentrarse en un estilo de vino propio. Hay quien piensa en estos vinos como en productos de segunda categoría, aunque la verdad es que, con frecuencia, son los vinos con una menor intervención de la crianza y, por tanto, un gran acierto si queremos gozar de la esencia del buenhacer en el viñedo. Tras ellos vendrán vinos más concentrados y complejos, probablemente también más costosos, pero si verdaderamente queremos entenderlos y gozarlos en plenitud, se antoja casi obligatorio empezar por los pequeños grandes vinos de cada bodega.

En este sentido, comunidades como Castilla y León o Catalunya muestran, añada tras añada, que son capaces de producir vinos de gran calidad a precios contenidos. Sabemos que en las inmediaciones del río Duero la uva madura a la perfección y que la interpretación que sus bodegas han hecho del uso de la madera se ha convertido en un espejo de gran éxito en el que muchos buscan reflejarse. El vino castellano-leonés aúna fuerza y equilibrio, fruta y madera como muy pocos, algo que se deja notar especialmente en vinos tintos de corta crianza y media crianza como Prima o Sardón.

Catalunya por su parte es sinónimo de innovación y de variedad, pero también de tradición y conocimiento. En zonas como Costers del Segre (Lleida), las uvas se mezclan dando lugar a vinos de una complejidad que hasta no hace mucho parecía impensable sin tenerse que rascar el bolsillo de manera notoria. Vilosell, de Bodegas Tomás Cusiné, ilustra este punto a la perfección, mostrándose seductor y personal desde el primer sorbo.