Selección Club Vinissimus Mayo 2021

La Mancha, el gigante dormido

La Mancha concentra la mitad del viñedo español, pese a la dureza de su clima. Los inviernos son muy duros, fríos y con fuertes vientos; los veranos, abrasadores. El paisaje parece eternizarse, dibujando inacabables planicies que tan sólo algún pueblo en el horizonte es capaz de interrumpir. Las cepas parecen llevar toda una vida plantadas, siendo los edificios de las bodegas de mayor prestigio los únicos que delatan la modernización de esta región histórica.

En sus cinco provincias se concentran, total o parcialmente, 11 denominaciones de origen: D.O. Vino de la Tierra de Castilla, D.O. Almansa, D.O. Jumilla, D.O. La Mancha, D.O. Manchuela, D.O. Valdepeñas, D.O. Uclés, D.O. Ribera del Júcar, D.O. Mondéjar, D.O. Méntrida y D.O. Vinos de Pago. Esta última categoría se emplea para designar zonas muy determinadas de viñedo, con unas características de suelo y clima tan especiales que producen vinos únicos y diferenciados; un Vino de Pago es una denominación de origen en sí mismo y, curiosamente, la mayoría de propiedades que gozan de este preciado apelativo se encuentran en Castilla La Mancha.

No obstante, la imagen de los vinos manchegos no goza del prestigio que atesoran otras zonas de España. Por motivos muy diversos, se tiende a pensar todavía en el vino manchego como en un vino de poca calidad, con mucho grado y color, pero sin demasiada expresividad. Afortunadamente, esto está dejando de ser cierto progresivamente. Se están empezando a categorizar los mejores viñedos, a pagar mejor sus frutos y a destinarlos a producir vinos verdaderamente emocionantes, gracias al conocimiento acumulado y a la llegada de los métodos y equipamientos más modernos; son ya muchas las bodegas convencidas de que la búsqueda de la esencia del terruño es el camino que se debe seguir y por el que muchos otros pronto andarán; parece que La Mancha se ha cansado de ser el gigante dormido.