Selección Club Vinissimus Abril 2022

Vinos de granito

El granito es una roca ígnea formada por mica, cuarzo y feldespato, que se encuentra en los suelos de algunos de los viñedos más reputados del mundo. Sabemos que los terrenos graníticos aportan franqueza y verticalidad al vino, mostrando con nitidez el carácter de las variedades y dibujando afilados recorridos por el paladar.

Los taninos de los vinos de granito son ligeramente más secos, y dejan sentir una cierta aspereza en la parte trasera de la boca. El granito suele aportar sensaciones agudas a los vinos, casi nerviosas, llenas de vida. Sus aromas suelen ser discretos en los primeros años y abrirse con el paso del tiempo; a cambio, su elegancia no tiene parangón.

El ph del granito es bajo, por lo tanto, hablamos de un suelo ácido. Su degradación, permite que importantes minerales como el hierro lleguen al sistema de las plantas, aunque, globalmente, debemos pensar en los suelos de granito como en tierras pobres. Cuando el granito se combina con bajos porcentajes de arcilla, los rendimientos son bajos, y las uvas concentradas. El agua se escurre entre el granito, forzando a la planta a proyectar sus raíces hacia suelos profundos en busca de sustento, encontrando también, la esencia del terruño.

Además, el granito desprende mucho calor durante el día y se enfría rápidamente cuando las temperaturas caen durante la tarde, lo cual es perfecto para la uva, ya que le permite acumular azúcares de día y conservar la acidez durante la noche. Frescor, sabrosura y una estructura fría son habituales en los vinos de granito, así como una luz mineral que algunos expertos asocian con la presencia de cuarzo, con su porosidad y su energía.

Es indudable que el granito y los vinos blancos se entienden de maravilla, ya que preserva su acidez y resalta su mineralidad, pero lo es también que la relación de tan particular roca con los vinos tintos es excepcional, pues les aporta ligereza y frescor.