Miguel Ángel de Gregorio es unos los enólogos de referencia hoy en Rioja. Aunque es conocido principalmente por sus excelentes vinos de Finca Allende, Calvario y Aurus en particular, su gama Paisajes es especialmente interesante. Con ella busca ofrecer un perfil de vinos finos y fragantes, sin excesos de maderas ni grandes concentraciones, vinos que sean reflejo del terruño, 'paisajes' en copa, vinos para disfrutar en la mesa.
Su Paisajes Valsalado se elabora con una mezcla de cuatro variedades: tempranillo (40%), garnacha (40%), graciano (10%) y mazuelo (10%), que crecen conjuntamente en una sola hectárea de viñedo, orientado al sureste y plantado sobre suelos de arcilla y grava. Es un vino complejo aromáticamente y muy completo, suave y con taninos sedosos, muy placentero si hemos tenido la paciencia de dejarlo evolucionar un par de años en botella, y permite ser guardado varios años más. Es un vino serio, accesible, de los de calidad.
Cuando servimos Paisajes Valsalado en copa, su lágrima densa nos apunta que será un vino con cuerpo. En nariz, los primeros aromas son muy frescos y agradables, apetecibles, invitan a probarlo. Con aireación, la paleta aromática se enriquece, y esos primeros aromas de frutas rojas y negras, maduras y crujientes, se complementan con aromas grasos, recuerdos de membrillo y de cueros (la sensación glicérica y de jugosidad domina el conjunto y creemos que la garnacha imprime fuertemente su carácter), suaves mentolados y notas de pinares (gran frescor) y también de fino chocolate. Sería una lástima servirlo con prisas, pues con tiempo, con una decantación moderada, el "paisaje" parece que se active todavía más, como al abrir una ventana justo cuando empieza a llover: aromas de tierra húmeda, frescor mezclado con la calidez de la tierra, notas campestres, florales...
En boca es suave y redondo, intenso y frutal, maduro, cremoso, un vino con estructura y cuerpo, potente pero que no resulta en absoluto pesado, y muy pulido, con taninos sedosos y un final achocolatado que, sin dejar rastros de amargor pero tampoco de dulzor, cierra el conjunto con austeridad. Serio y de calidad, mucho más complejo en nariz que en boca, largo y bien hecho.