¿Vinos y animales? Esta vez nos hemos propuesto rizar el rizo y darle una nueva vuelta de tuerca a algo que hemos hecho en infinidad de ocasiones: describir vinos. Para ello, vamos a vincular cada uno de los vinos con un animal con el que tenga atributos comunes, aprovechando las características del animal para definir el vino de una manera divertida.
Riesling alemán, la liebre ártica
La liebre ártica es un animal ágil y bello que adora el frío, exactamente igual que el buen riesling alemán, un vino ágil en el paladar, de gran belleza aromática y táctil, y de gran agilidad en boca gracias a su extraordinaria acidez.
Sauvignon blanc de Nueva Zelanda, la anémona tubular
Este sorprendente animal marino emite luz propia, como los grandes vinos blancos neozelandeses y segrega una sustancia urticante que podría llevarnos a pensar en los aromas de ortiga tan comunes en el vino de NZ. No resulta sencillo librarse de los tentáculos del sauvignon blanc.
Garnacha blanca de la Terra Alta, el panda
En el extremo sur de Catalunya se elaboran grandes vinos a partir de la uva garnacha, tanto blancos como negros (tintos), los colores del panda. Este mamífero de forma redondeadas, aspecto amable y una permanente sensación de equilibrio es la metáfora perfecta para el vino blanco de la Terra Alta.
Gewürztraminer alsaciano, el abejorro
El irresistible perfume de rosas y lichis del mejor gewürztraminer seduciría sin problemas al más despistado de los abejorros. Vino voluminoso, redondo, elegante y de tacto sedoso como el insecto, se dice de él que resulta picante, pero, a buen seguro, de picadura más agradable que la de nuestro alado amigo.
Rosado de la Provenza, el flamenco
Sutil, elegante y distinguido, como los flamencos de la Camarga, el rosado provenzal ha marcado un estilo que se ha popularizado internacionalmente, siendo seguido por bodegas de todo el mundo.
Tinto de Burdeos, el caballo
Noble, elegante y aristocrático como el vino de Burdeos, pero también trabajador incansable, el caballo es un animal de extrema belleza que asociamos a las clases más acomodadas, pero también al campo. No resulta complicado verlos pasear por los inmensos jardines de algún gran château bordelés o arando sus viñedos.
Syrah australiano, la ballena azul
Demasiado a menudo se habla del syrah de Australia como de un vino pesado, cosa que es cierta sólo a medias. Los mejores son vinos corpulentos, pero también elegantes y con la fluidez necesaria para no resultar pesados, recordando el grácil nado de una majestuosa ballena azul.
Bobal del levante español, el buey
El nombre de bobal deriva de bovi, la palabra latina para referirse al buey. Sus detractores la tildaron de uva de baja calidad que tan sólo era buena para alimentar a los animales, sus adoradores destacan su estructura y su intensidad, en cualquier caso, siempre con un claro paralelismo entre la uva y el buey.
Pinot noir de Borgoña, el búho real
La más grande de las rapaces nocturnas europeas se sabe especial y única, pero no alardea de su superioridad en las noches del bosque porque no lo necesita, es un búho real, un pinot noir, algo único y maravilloso que cautiva desde la discreción y que vuela con majestuosidad.
Cariñena del Priorat, el puma
Reservado, grande, ágil y de carácter muy fuerte, así es el puma, así es la cariñena. La belleza de una cepa vieja sobre el suelo pizarroso es fácilmente comparable a la imagen de un puma sobre una roca. La peligrosa fiera del Priorat, la cariñena, no es una uva amiga de las grandes masas; tampoco el puma.