La Guerra de los Mundos: vinos del Viejo y el Nuevo Mundo

La novela de Wells y sus posteriores adaptaciones al cine supusieron un hito en la historia de la ciencia ficción que nos sirve en esta ocasión para titular una «guerra» sin alienígenas, pero con dos bandos muy claros: la que libran los vinos del Viejo y el Nuevo Mundo.

Cuando usamos el término Viejo Mundo nos referimos básicamente a Europa y sus vinos, mientras que el término Nuevo Mundo se reserva para los vinos de América, Sudáfrica y Oceanía. Pese a que todos los vinos están elaborados obviamente con uva, sus perfiles son, a menudo, radicalmente distintos.

Mientras que el Viejo Mundo ofrece, en general, vinos más clásicos pensados para combinar con la comida, el Nuevo Mundo se centra en elaborar vinos que pueden tomarse sin compañía alguna. Los vinos europeos suelen ser algo menos robustos y de graduaciones alcohólicas más moderadas, mientras que, en el Nuevo Mundo, la extracción y el color se consideran atributos muy positivos.

Los vinos europeos tienden a ser algo más frescos y menos dulces que sus contrincantes del Nuevo Mundo. En América o Australia, por ejemplo, gustan los vinos más dulzones, que, a menudo, recuerdan a los aromas de la mermelada, mientras que en el Viejo Mundo se prefieren vinos algo más sutiles y terrosos.

La crianza en madera supone, frecuentemente, otra diferencia importante, pues en Europa parece cada vez más claro que los aromas de madera deben ser moderados y funcionar como una delicada pincelada sobre el lienzo del vino. En el Nuevo Mundo gusta amaderar los vinos y los productores no se avergüenzan de que los aromas terciarios sean obvios en sus vinos, se busca redondear los taninos y concentrar los vinos al tiempo que se los viste de seductores aromas avainillados.

El Nuevo Mundo mira a la uva mientras el Viejo Mundo mira al suelo. Europa se obsesiona con el terroir al tiempo que las etiquetas de vinos sudafricanos o chilenos lucen con orgullo el nombre del varietal. Quizás los vinos europeos son más distintos entre ellos mientras que en el Nuevo Mundo los monovarietales dibujan patrones más reconocibles y con elementos comunes abundantes entre ellos.

Pese a que las uvas europeas viajaron por todo el mundo, factores culturales, climáticos e históricos llevaron a los habitantes de los distintos países a tratarlas de modo diverso, dando lugar a vinos que poco tienen que ver entre ellos. El Viejo Mundo es, a grosso modo, más frío y lluvioso que el Nuevo Mundo, donde el sol es generoso y concentra los azúcares de la uva. En América o Nueva Zelanda no hay miedo a experimentar ni existen regulaciones demasiado estrictas que limiten el perfil de los vinos; la tecnología ha permitido en lugares como California crear vinos que sorprenden a los críticos más curtidos desde el primer sorbo, mientras que Europa parece seguir apostando por la tradición y los vinos que envejecen con elegancia.

Con todo, generalizar en un planeta cada vez más global resulta tarea casi imposible. Los mundos se entremezclan y los estilos se difuminan alrededor del globo, ofreciendo posibilidades infinitas de sorprenderse y gozar, catando y bebiendo, conociendo los distintos climas y comprendiendo los diversos haceres de cada productor, así como el mágico fruto de sus viñedos.

Vinos del Viejo y el Nuevo Mundo, nuestras selecciones:

Nuevo Mundo

Los vinos del Nuevo Mundo ya no son una sorpresa, sino más bien una realidad consolidada. Su fruta desnuda o sus crianzas desacomplejadas han convencido a muchos incrédulos que no veían a los “nuevos” países del vino capaces de elaborar botellas extraordinarias. Desde Estados Unidos a Australia y desde Sudáfrica a Sudamérica, las nuevas tecnologías y la eterna búsqueda del placer han desembocado en vinos modernos y muy expresivos, potentes y de poca acidez, basados en la fuerza de las distintas variedades de uva. Leer más sobre esta selección.

Nuevo Mundo

Viejo Mundo

El Viejo Mundo representa la esencia de la viticultura, el peso de la tradición. Desde sus tierras partieron las uvas que colonizaron el resto del planeta, pero en ningún otro lugar se ha podido reproducir la historia que acumulan viejos países productores de vino como Italia o España. Los vinos europeos funcionan de maravilla con la comida y son capaces de envejecer con elegancia gracias a su fina acidez y al buen uso de las barricas. La tierra lo es todo en el Viejo Mundo y cada viñedo se expresa de una forma distinta, dando lugar a infinidad de vinos maravillosos. Leer más sobre esta selección.

Viejo Mundo

 

La Guerra de los Mundos

Mientras el Viejo Mundo se aferra a sus tradiciones, el Nuevo Mundo mira hacia el futuro sin miedo. Las regulaciones son escasas en los viñedos alejados de Europa y sus vinos reflejan originalidad y un carácter muy asequible para un gran público. Sin embargo, el Viejo Mundo acusa a los nuevos países productores de centrarse demasiado en la variedad de uva y olvidarse del terreno en el que crecen sus cepas. El debate, como siempre, no hace otra cosa que generar riqueza y la infinidad de estilos de vino existentes en la actualidad supone un reto infinito para cualquier aficionado a la cata. Leer más sobre esta selección.

La Guerra de los Mundos