La uva trepat es una particular variedad cultivada, casi de manera exclusiva, en la pequeña DO Conca de Barberà, en Cataluña. Allí, entre los 350 y los 600 metros de altitud, el clima es fresco con importantes contrastes térmicos y los suelos son mayoritariamente calcáreos. Alrededor de 30 bodegas, elaboran con las uvas de trepat vinos rosados, espumosos rosados y también vinos tintos de marcada personalidad.
Durante años, se la consideró idónea únicamente para la elaboración de vinos y cavas rosados, pues el bajo contenido de materia colorante en su piel no parecía suficiente para la elaboración de tintos. No obstante, una drástica reducción de los rendimientos ha mantenido a raya la tendencia sobreproductiva de la variedad y los mayores conocimientos y recursos técnicos en bodega han permitido extraer de la piel del trepat un color suficiente para la elaboración de vinos que, por su aspecto, podrían recordar al pinot noir o al nebbiolo.
Los nuevos vinos de trepat son especiados, minerales y de capa frágil. No requieren de largas crianzas para mostrar sus mejores virtudes y ofrecen placer inmediato, sin resultar en absoluto alcohólicos ni tánicos. Los buenos tintos de trepat son ligeros y elegantes, frescos y con nítidos aromas a frutas silvestres y pimienta. Son vinos que pueden tomarse durante todo el año cuidando la temperatura de servicio; en verano agradecen ser servidos entorno a los 12 grados, mientras que cuando el calor da tregua, se disfrutan en plenitud entre los 14 y los 16. Todos aquellos que estén cansados de vinos pesados, con demasiado alcohol o dulzor, caerán rendidos a los pies del trepat; para los seguidores de los vinos corpulentos puede suponer un soplo de aire fresco, desconcertante de inicio, pero placentero y agradecido tras no más de un par de sorbos.