Nueva Zelanda es una tierra maravillosa conocida por los exuberantes contrastes de sus paisajes, por la amabilidad de sus gentes y por lo particular de su flora y su fauna, con el kiwi a la cabeza. Además, en las últimas décadas, se han sumado a su lista de bondades algunas elaboraciones que merece la pena conocer más de cerca: los vinos blancos de Nueva Zelanda.
Vino blanco con sauvignon blanc
Marlborough es sin duda la zona más reputada del país y la que goza de mayor prestigio vinícola. No en vano, fueron sus vinos los que lanzaron al estrellato el país de la larga nube blanca allá por los años 80. Grandes vinos de sauvignon blanc, uva estandarte del país, como Cloudy Bay Sauvignon Blanc se cuentan entre los grandes vinos de la variedad a nivel internacional.

Auckland, por su parte, es una de las regiones vinícolas más antiguas del país, erigida como tal por vitivinicultores croatas, ingleses y libaneses a principios del siglo XX. De entre las uvas blancas, sin duda la chardonnay es una de las que mejor rinde en Auckland y Kumeu River Hunting Hill Chardonnay uno de los mejores vinos del más brillante productor de la región.

La soleada Hawke’s Bay es la segunda región en amplitud del país. Su clima templado es ideal para el cultivo de la vid, como lo demuestra el hecho de que una de las bodegas familiares más antiguas del país, Te Mata Estate, se encuentre aquí. Te Mata Estate Vineyards Chardonnay es un brillante ejemplo de la intensa fruta, de la complejidad y de la intensidad que la gran uva francesa regala en la región.

La subregión de Martinborough, en la diversa y compacta Wairarapa, esconde grandes vinos de pequeñas bodegas, como el Palliser Estate Sauvignon Blanc, un blanco repleto de aromas tropicales y de elegante mineralidad.

Gisborne, al este de la isla norte, es una de las regiones de mayor variedad de estilos; chardonnay y pinot gris reinan en número de cepas, pero las pequeñas joyas como el biodinámico Millton Te Arai Chenin Blanc se llevan la palma en cuanto a originalidad.

Central Otago, enclave fundamental en la ruta del oro allá por 1800, es con sus altas montañas y sus brillantes ríos un paraíso de microclimas que permiten que uvas como la esquiva pinot noir prosperen o que grandes monovarietales de chardonnay como el Felton Road Bannockburn Chardonnay existan.

Nelson, en la punta norte de la isla del sur, con su elevada insolación y su clima costero moderado, es un enclave afortunado para infinidad de variedades, pero las raíces germanas de la región se dejan sentir en enormes vinos de uva riesling, como el Neudorf Moutere Riesling Dry.

Finalmente, destacaríamos los vinos de la subregión de Canterbury, en el Valle de Waipara, elogiados por la tipicidad que consiguen a través de uvas aromáticas como la gewürztraminer; Pegasus Bay Gewurztraminer así lo atestigua.
